XII

Entró al cuarto y cerró con llave. Caminó a oscuras hasta la llave de luz que estaba en el otro extremo de la habitación, una llave regulable que movió muy poco para que diese poca luz. Trasladó el grabador al baño, puso música bastante fuerte y se desnudó. Reguló las llaves de la ducha cuando sonó el celular. Eran las 12 de la noche.
“Pipi” decía la pantallita del celular.
- Hola
- Hola! Como va? Estoy embolada esperando el bondi, que hacías?
- Rituales antes de dormir.
- Tenés idea si pasa el 60 del bajo a esta hora?
- Mmh, puede ser que no, no tenés otras opciones?
- El 168 me deja en una zona fea, no me animo a caminar por ahí a esta hora.
- Dónde estás?
- En San Martin y Maipú creo, donde dobla el 168.
- Tenés una pizzería que se llama Muky, al lado de la parada?
- Sí.
- San Martín y Maipú entonces.
- Ahí pasa una ambulancia.
- No es de Vittal.
- No, de la competencia.
- De paramedic.
- Cómo sabías?
- Es la competencia de Vittal.
- Ja! Soy una capa.
- Te paso a buscar.
- No! Ni se te ocurra!
- Y sino que vas a hacer?
- No sé, pero no! Te corto!
- Estoy agarrando las llaves del auto…
- Juan! No! Estás re-lejos
- Bueno, te llamo en 15, sino vino, voy…
- Mi celular se está quedando sin batería, quedate tranquilo…
- Vamos a hacer una cosa, cuando corte, voy a… hacer lo que se me cante
- Jaja, no te llamé para que me vengas a buscar.
- Ya sé, si viene tomalo, mandame un mensajitto, si te queda batería.
- No, si venís te espero
- Ok.

Se vistió, agarró las llaves del auto y salió. La calle estaba vacía. Había olor a tormenta y viento, el cielo relampagueaba. Manejó rápido con la mirada perdida. La noche le hacía acordar siempre. La prefería al día, pero algunas noches eran demasiado largas.

Cuando cruzó la avenida Maipú ella miraba hacia otro lado, y a pesar de que tocó bocina no lo vio, así que tuvo que estacionar en la esquina y buscarla a pie, porque no podía meterse contramano en esa avenida. Simplemente se paró al lado como si también esperase el colectivo y dijo alguna boludez.
- Padre coraje!- dijo Pipi y lo saludó.
- Pasó alguno?
- No, me salvaste!
- Vas a tener que convidarme un cigarillo!
- No me quedan más!
- Carajo!

Paró en un kiosco.
- Pago yo- dijo ella y se bajó.
No se opuso en lo más mínimo. Volvió con una coca y cigarrillos. Arrancó de nuevo, recibió la coca abierta, tomó y la escuchó quejarse por no encontrar el encendedor.
- Este anda?- preguntó señalando el encendedor del auto.
- Creo que sí.
Andaba. Ella le contó cosas graciosas de su facultad y volvió a agradecerle antes de despedirse, en la puerta de su casa. Saludó con la mano antes de cerrar la puerta. Le dio otro trago a la coca y volvió lo más rápido que pudo. Guardó el auto cerca de la una, renunció al baño, puso a cargar el celular, tomó la pastilla, acarició la mejilla de una foto y la cruz que colgaba de la cabecera de la cama y se acostó.

2 comentarios:

  1. Me reee acuerdo de ese día! te deje un par de puchos sueltos en el auto.
    Asiq no te bañaste roñoso!
    Beso!

    PP

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  2. jajaja, lo disfruté mucho, como cada uno del puñado de minutos que compartimos
    abrazo!
    choni

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